La dinámica de actuaciones policiales y reincidencia recurrente de los traficantes a los pocos días ha llevado a los vecinos de O Castrillón a un punto de hartazgo que parece no tener vuelta atrás en su propuesta de cortar por lo sano. En un escrito remitido al Ayuntamiento, la asociación de residentes de la zona ha solicitado el derribo o tapiado de las casas de la zona de Leira do Campo que se encuentran okupadas y funcionan como narcopisos.
Para el presidente vecinal, Ramiro Otero, “no tiene ningún sentido” prolongar en el tiempo la situación actual y afirma que muchos de sus asociados se sienten intimidados por la situación. “En el día a día, desde la intervención vecinal (el pasado viernes 31 de marzo) ha mejorado un poco, pero todo esto genera una gran inseguridad”, confiesa.
Precisamente, esa actuación vecinal del último día de marzo fue la gota que colmó el vaso de lo que el presidente de los vecinos calificó de “situación de normalización desde hace años”. Van de la mano la okupación de casas bajas abandonadas con la llegada de narcotraficantes, en muchos casos también toxicómanos. Se trata de la chispa que enciende una mecha que arde a través de altercados entre ellos y hurtos de diverso tipo para encontrar vías de financiación.
Sin embargo, los de Leira do Campo no son los únicos inmuebles que se encuentran en el punto de mira de los vecinos, que también piden una solución, que pasa por el derribo, de las casas que quedan en el polígono H9, a la altura del parque de Oza.
Para plantear todas las preocupaciones y tratar de llegar a un punto de acuerdo los vecinos de O Castrillón esperan poder cerrar lo antes posible una reunión con la concejalía de Urbanismo.