El Leyma Coruña paga con un batacazo su peor cuarto del curso

Diez minutos de pesadilla echaron por tierra el buen trabajo del Leyma Basquet Coruña en los otros 30, donde se mostró bastante superior al colista virtual, el Palma, que encontró un salvavidas inesperado en el arco de 6.75 metros.

El arranque fue un dolor de ojos para el aficionado. Errores de todo tipo en ambos lados de la pista. El equipo local veía el aro como el ojo de una aguja, a pesar de gozar de muchas más portunidades para anotar que el visitante, inoperante a la hora de proteger los rechaces de su propia canasta.

Los datos de los primeros 3:30 son escalofriantes: 0-2 en el marcador, 1 de 13 en tiros de campo el Palma (2 de 5 el Leyma) y 7 rebotes ofensivos del conjunto balear. Cosialls, un descarte del Girona no excesivamente dotado para el ataque, pero que asumió muchos lanzamientos en los primeros minutos, inauguró el casillero local. Tras rebote ofensivo, claro. Del mismo modo llegó la segunda canasta del Palma, obra de Pavelka (4-4).

Nueva tendencia

Un triple de Soluade –el único lanzado por el Leyma en este cuarto– y la entrada en pista de Ward cambiaron la tendencia rácana. El pívot de Ohio hizo lo que quiso. Primero con Pavelka y después con Ikpeze. Y con un libre anotado por Schaftenaar el Leyma dobló al rival (8-16). La renta creció hasta los 11 puntos (8-19). Van Beck, liberado por fin de la asfixiante defensa de Soluade, se estrenó con un triple sobre la bocina del periodo (11-19).

Ndow continuó el buen trabajo sobre el máximo anotador de la competición. Pero el peligro vino por otro lado. Entre Figueras y Brown reanimaron al grupo entrenado por Pau Tomás y Alex Pérez, que con dos parciales de 7-0, en los que los de Sergio García intercalaron una canasta –de Löfberg–, consiguieron nivelar la balanza (29-29), desnivelada de nuevo con un parcial de 2-10, cortado, en la última jugada antes del descanso, con una canasta de Cosialls. Una premonición.

Erupción anotadora

Y es que el ala-pívot local se contagió de la erupción anotadora de Van Beck y Brown en la reanudación, patrocinada por una caricatura vestida de naranja. El Leyma desapareció como por arte de magia (negra), después de que Alex Hernández inaugurara el marcador de este tercer episodio.

Cuando los locales volvieron a anotar en juego, por medio de Ward, ya le habían caído encima 19 puntos (54-47).

No amainó, sino todo lo contrario, el chaparrón. Cuatro triples seguidos llevaron la ventaja del Palma a la decena y media (67-52). El Leyma se movía por el rectángulo como un púgil a punto de besar la lona. Hasta que dos triples de Ndow convirtieron el diluvio en chubasco (70-57) con 10 minutos por jugar.

Y apareció Monaghan. Anotó desde el 4.60 su primer punto del partido. En apenas dos minutos se 

colocaba con 8, la mitad con un 3+1 (78-68). Aunque lo mejor es que el mago de Palatine barnizó de dudas al Palma. E hizo resucitar a la defensa de su equipo.

A los locales se les hacía de noche en cada posesión, aunque de vez en cuando encontraban luz en el rebote ofensivo (acabaron con 18, por solo 4 del Leyma). Aun así, insuficiente para frenar el acelerón visitante.

La máxima ventaja del Palma, 78-62 a falta de 8:06, fue menguando sin prisa pero sin pausa. Un triple de Alex la redujo a 4 (84-80) con los mismos minutos por delante y un canastón de Monaghan sobre la

bocina de posesión la dejó en una sola canasta (84-82).

Cuando el Leyma jugaba para empatar o recuperar la delantera, los árbitros, muy caseros todo el choque, castigaron a Ward con una antideportiva algo más que discutible, de la que el Palma sacó 4 puntos casi de oro. Diagne erró un libre para el 88-86. La presión de la ‘marea naranja’ provocó un campo atrás a 19 segundos de la conclusión. Pero Monaghan resbaló, perdió el balón y Kostadinov sentenció con un mate a la contra (90-85). O no.

Cerca del milagro

Javi Vega anotó de tres con segundo y medio en el crono. Y luego mandó al 4.60 a Brown, quien, con 8 décimas por jugar, erró el primer libre, tiró el segundo a fallar... y lo metió, dejando así tiempo para que el ala-pívot del Leyma lanzara desde casi su Leganés natal. No pasó por el aro de milagro.