Un año más, y van cuatro en el último lustro, la Copa del Rey se tiñó de azulgrana y repitió guion en su desarrollo y desenlace, con Barcelona y Real Madrid abonados a verse las caras en las finales y los primeros imponiéndose y acechando de paso la hegemonía de los blancos, a los que ya tienen a tiro al situarse a un solo título en el palmarés.
Los dos eternos rivales monopolizan en los últimos tiempos el torneo del KO. Se han repartido las últimas trece ediciones y han protagonizado juntos nueve finales en ese periodo, dejando poco margen al resto de equipos, que asisten año tras año a la misma historia: la Copa la juegan ocho pero la final está reservada para los dos grandes dominadores de la competición.
La brecha abierta entre los grandes presupuestos de los clubes que disputan la Euroliga -especialmente en el caso de catalanes y madrileños- y el resto aparece como una de las principales razones. Las sorpresas cada vez son menos habituales y, aunque todos los años alguien pone contra las cuerdas a los grandes favoritos, a la postre se impone el fondo de armario de los dos equipos con plantillas preparadas para enfrentarse a tres batallas en un margen tan corto de tiempo.
En esta ocasión al menos se vieron ciertos aires de renovación entre los participantes, con la clasificación de tres equipos que llevaban demasiados años sin acudir a una Copa como Río Breogán (32), UCAM Murcia (26) y BAXI Manresa (18).
De las habituales alternativas al duopolio, Baskonia y Unicaja no atraviesan su mejor temporada y ni siquiera se clasificaron para Granada, el Valencia Basket sí lo hizo pero fue eliminado a las primeras de cambio y el Lenovo Tenerife, que ha jugado cuatro meritorias semifinales en los últimos cinco años, sigue sin pasar de esa fase y volvió quedarse sin final al caer ante el Real Madrid, como le ocurrió en 2018 y 2021.
Así las cosas, el duelo más repetido en la Copa vivió otro capítulo en tierras granadinas. Sarunas Jasikevicius demostró que le tiene tomada la medida al Real Madrid y volvió a ganarle la partida a Pablo Laso, logrando el pleno copero con dos éxitos en otras tantas temporadas al frente del banquillo culé. Su equipo llegaba lanzado con siete triunfos consecutivos, incluidos dos ante los madrileños, y añadió a su botín otros tres que prolongan su buena racha en todas las competiciones.
Se estrenaron en cuartos con una paliza ante el BAXI Manresa (107-70) pero sufrieron de lo lindo con un UCAM Murcia que los llevó al límite y les obligó a exhibir todo su potencial en una semifinal vibrante (103-90). Su producción ofensiva en ambos compromisos supuso la mejor marca anotadora de un finalista copero en los últimos 35 años, pero su media de 105 puntos por partido bajó hasta los 64 en la batalla por el título, lo que le pudo costar un disgusto.
Porque enfrente tenía al todavía rey de Copas, un Real Madrid que llegaba herido, tocado físicamente y con algunas dudas por sus recientes tropiezos, pero dotado por el gen competitivo implantado hace años por Pablo Laso. Sus jugadores se estrenaron con un trabajado triunfo ante un combativo Río Breogán (73-67) y despacharon con solvencia al Lenovo Tenerife (94-74) para sacar su billete hacia su novena final consecutiva.
Al margen de los finalistas y del regreso del público a las gradas dos años después, lo más destacado de la edición de 2022 llegó de la mano del UCAM Murcia, que ratificó en sus dos compromisos la gran temporada que está completando y ejerció de gran animador del torneo, dejando en la estacada a un cabeza de serie como el Valencia Basket y poniendo en apuros al Barça en una gran tarde de Thad McFadden e Isaiah Taylor.
Al igual que ocurrió en 2014, el hispano-montenegrino Nikola Mirotic volvió a ser elegido mejor jugador (MVP) gracias a unas medias de 16 puntos, 5 rebotes y 23,3 de valoración. Conquistó en el Palacio Municipal de Deportes granadino su cuarta Copa, segunda como azulgrana, y lideró a una plantilla en la que también se vieron destellos de Nico Laprovittola, Brandon Davies, Kyle Kuric o el joven Rokas Jokubaitis, decisivo en la final, si bien la gran noticia para Jasikevicius fue el regreso de Álex Abrines cinco meses después de su operación de rodilla.
La próxima edición, aún sin sede confirmada, promete emociones fuertes. El Real Madrid luchará para recuperar su trono y prolongar así su posición de predominio en el ranking, consciente de que un nuevo triunfo azulgrana le permitiría darle alcance al empatar ambos con 28 títulos, mientras que el resto intentará poner fin al duopolio copero de los últimos tiempos.