El Rey estuvo en Puerto Rico a finales de enero para conmemorar el quinto centenario de la fundación de la ciudad. Allí, “en mi viejo San Juan”, como dice la canción más emblemática de la isla que canta Javier Solís, pronunció un importante discurso en el que recuperó la palabra “hispanidad” para poner en valor el hermanamiento entre España y Latinoamérica unidas por una lengua común que mantiene los seculares lazos históricos, culturales, económicos y sociales.
Felipe VI reivindicó, sobre todo, el modelo español de colonización de América. “Los nuevos territorios se incorporaron a la Corona en situación de igualdad con los demás reinos”, dijo el Monarca, y frente a la petición de disculpas llamó a “sentirnos orgullosos a puertorriqueños, españoles y all resto de los pueblos hispanos” por los valores y principios que llevó España a América: “su lengua, su cultura y su credo y con todo ello aportó valores y principios como las bases del derecho Internacional como un anticipo de los derechos humanos universales”.
El legado cultural que dejó España en aquellos países y el mestizaje desmontan la “leyenda negra” que, en palabras de Borja Cardelús, fue creada por razones políticas, económicas, culturales y religiosas propagadas por los enemigos de España para combatir su hegemonía creciente a partir del siglo XV.
Esta misma tesis aparece en el libro La sombra de la leyenda negra (Ed. Tecnos), escrito por quince especialistas del CSIC y de universidades españolas y extranjeras, que concluyen que “la leyenda negra fue un relato infundado de quienes atacaron la hegemonía de la Casa de Austria”. “Es improcedente hablar de genocidio o de exterminio”, sentencian
Por tanto, antes de arremeter contra el descubrimiento y la colonización de América hay que documentarse leyendo a estos expertos, a Santos Juliá, a Carmen Iglesias, Adela Cortina y a otros autores rigurosos que desmontan esa leyenda que, para el hispanista francés Joseph Pérez, “surgió de la hegemonía española y de los rencores que suscitó su poder militar, su expansión territorial, su influencia diplomática, su supremacía monetaria y su dominio cultural”.
El discurso del Rey llegó en el momento oportuno porque desde hace unos años España y su legado son atacados por dirigentes populistas americanos –López Obrador, Maduro, Pedro Castillo y otros mandatarios de la órbita bolivariana– que desconocen la historia y buscan un enemigo exterior para tapar las vergüenzas de su mala gestión.
Las arremetidas de estos “nuevos libertadores” contra la España del descubrimiento y colonización son la cortina de humo para disimular sus ineficiencias ante los problemas internos que no saben resolver.