Chacho, Acuña, Otero, Luis Suárez, Veloso, Manolete, José Ramón, Fran, Mauro Silva, Bebeto, Donato, Djalminha, Manuel Pablo, Makaay, Valerón, Tristán... cómo no, Zoran Stojadinovic. El delantero serbio se ganó a pulso figurar entre las grandes leyendas del deportivismo. Su estancia en A Coruña fue breve, menos de lo que él hubiera deseado. Tan solo permaneció dos temporadas en la escuadra blanquiazul, tiempo suficiente para protagonizar uno de los momentos más trascendentales de la historia del club y ganarse el corazón de los aficionados para siempre. Su doblete ante el Murcia en Riazor el 9 de junio de 1991 selló aquel ascenso a Primera División del que ayer se cumplieron 30 años.
Han transcurrido tres décadas ya desde aquellos dos goles que firmaste, así que no sé si los recuerdos siguen frescos en tu memoria o ya no.
Han pasado tan rápido estos 30 años... sin ir más lejos, estos días estuve tomando un café con Jovan Stankovic, exfutbolista del Mallorca que fue uno de los primeros jugadores que representé, y me decía, madre mía, cuánto tiempo ha transcurrido ya desde aquel ascenso. Pero sabes qué te digo, que pueden pasar 30 años o 100, pero es imposible que olvide ese día porque es algo que llevo muy dentro. Jugué al fútbol fuera de Serbia y donde dejé más huella fue en el Rapid de Viena porque fui máximo goleador, ganamos la liga, la Copa, la Supercopa... todo eso que logré allí fue más prestigioso que lo que hice en el Depor, sin embargo, lo vivido en A Coruña para mí fue increíble, es algo que me quedó dentro y deportivamente nunca sentí una celebración como esa, fue tremendo.
Es que eran 18 años esperando regresar a Primera, con muchas frustraciones, ascensos que se truncaron en el último momento y dos años de sufrimiento en Tercera y Segunda B.
Noto que la gente de A Coruña me quiere y eso que solo jugué 29 partidos de liga allí. Con todos los títulos que conseguí con el Rapid de Viena y en el ascenso con el Mallorca nunca experimenté unas celebraciones semejantes. La gente estaba feliz, sí, pero no notabas que quisieran tanto a un club como sucede en A Coruña con el Depor. En Mallorca la mayoría de la gente es del Barça y después son del Mallorca también, mientras que en A Coruña, la gente es primero del Depor, y eso se nota. Por eso, cuando logramos aquel ascenso, veías a todo el mundo tan feliz por la ciudad. Sentías que era un partido a vida o muerte, subir o no subir. Los que vivimos aquello, no lo podremos olvidar nunca.
Pueden pasar 30 años o 100, pero es imposible que olvide ese día
Fíjate si A Coruña es del Deportivo, que el club blanquiazul ha cerrado la temporada 2020-21 con 22.411 socios, a pesar de estar en Segunda B y con las limitaciones de aforo por la pandemia de Covid-19.
Dime tú si en todo el mundo existe algún equipo parecido que tenga tantos socios estando en Segunda B. Que el Deportivo ahora esté jugando en la tercera categoría es algo inexplicable, pero sobreviviremos y regresaremos a Primera División, estoy seguro.
¿Has seguido al Deportivo este curso, pese a competir en la categoría de bronce?
Lo sigo siempre. En cuanto a la plantilla y los jugadores, no lo controlo mucho, pero sigo los resultados y sufrí muchísimo hasta que por fin conseguimos quedarnos en Segunda B, bueno, en la nueva competición que ahora se llama Primera RFEF. Lo pasé mal, pero estaba convencido de que íbamos a meternos. A ver si el próximo año podemos subir a Segunda, que yo creo que sí porque me gusta lo que estoy viendo en el club y que ahora Fran esté como director de la cantera. Es una buena noticia que lleve el tema un jugador de la casa y que siente el Depor.
Con la presencia de Fran, Valerón y Manuel Pablo se empieza a ver a exfutbolistas importantes dentro del club.
Es muy positivo. Además, para traer a un jugador de fuera es importante que un club tenga a jugadores emblemáticos como Fran. Cuando un futbolista está negociando y duda si fichar o no por un equipo, tratar con un jugador emblemático, que ha sido una leyenda y es de la casa siempre ayuda a tomar la decisión. No hay nadie más de casa y que represente mejor al Depor que Fran.
Te veo optimista con el proyecto que se está construyendo en el Deportivo.
Conozco a Fran del fútbol. Es cierto que no hablaba mucho y por eso la gente decía que tenía pinta de parado, de tontito, pero es un tío que sabe lo que quiere en cada momento y muy inteligente. Tengo la sensación de que en el Depor se ve que saben lo que quieren hacer y eso es bueno. Y me gusta cómo se están llevando los fichajes actualmente. Este último movimiento, Diego Aguirre, creo que es bueno, me gusta. Creo que este año sí volveremos a Segunda. Si me equivoco, llámame el año que viene sobre esta época para recordármelo.
Espero no tener que hacerlo, sino llamarte para celebrar el regreso a Segunda.
Me da un poco de pena lo que está sucediendo. No lo puedo entender porque hay que hacer las cosas muy mal para bajar al Depor desde donde estaba a la Segunda B. Soy incapaz de comprenderlo por más que lo intente. No quiero echarle la culpa a nadie, pero me molesta, me duele y es algo que no me entra en la cabeza.
Hay que hacer las cosas muy mal para bajar al Depor desde donde estaba a la Segunda B
Volviendo al ascenso de 1991, ¿qué es lo primero que te viene a la mente cuando piensas en aquel partido?
Lo primero que me viene es el primer gol. La cara de Sabin Bilbao, su pase en profundidad, la llegada del lateral y su centro al área, que no era fácil pegarla, pero la cogí bien. El segundo gol era muchísimo más fácil, pero el primero no. Lo he visto muchas veces repetido, lo he analizado y me he dado cuenta de que no era fácil pegarla según venía, porque si no le llego a dar bien, la pelota se hubiera ido fuera. Así que cuando pienso en aquel día, lo primero que me viene a la cabeza es esto. Luego, también el fuego en la grada que obligó a detener el partido durante casi 50 minutos, la fiesta posterior.
Ese tanto os dio la luz porque entre el fuego en la cubierta de Riazor nada más arrancar el encuentro y la tensión, el Murcia salió más fuerte.
Ellos salieron con mucha confianza porque eran un equipo que todo el año estuvieron muy bien. Tenían aquel delantero, Aquino, que en la primera parte nos creó muchos problemas, mientras que nosotros, salvo el gol que me anularon en la primera parte por fuera de juego, no nos acercamos a la portería contraria. Entonces, el 1-0 nos vino en el momento justo porque los minutos pasaban, los nervios iban aumentando y ellos se sentían cada vez más seguros.
Ayer hablamos con José Ramón y Fran con motivo del 30 aniversario del ascenso y el mayor de los hermanos reconocía que hasta Arsenio Iglesias estaba nervioso ese día.
Sí, recuerdo que el ambiente estaba tan tenso, que el día antes del partido, en lugar de quedarnos en el hotel donde estábamos concentrados, salimos a pasear por la playa, pero no hubo el cachondeo de otras concentraciones. Estábamos realmente acojonados porque veíamos a la gente por la calle y pensábamos, hostias, si no subimos, esta gente se va a morir y nos vamos a sentir muy culpables porque se merecen el ascenso. Y luego, en el vestuario, antes de saltar al campo, estábamos blancos. Pero al salir al terreno de juego, se pasó todo. En cuanto toqué el primer balón, me sentía bien. Incluso cuando el árbitro me anuló el primer gol, sabía que iba a marcar, así que me sentí tranquilo después. Pero es verdad que tuvimos mucho miedo.
Boronat me cortó la carrera bien cortada
¿Has vuelto a hablar con los protagonistas de aquel día sobre aquel ascenso inolvidable?
Con José Ramón he hablado, pero con Fran no he coincidido. Le vi cuando él seguía jugando y yo llevaba a jugadores, uno de ellos Djorovic, pero después de eso no tuve contacto con Fran. Hace seis o siete meses, hablé con José Ramón por un tema de jugadores, pero con los demás de aquella época no coincidí. En 2013 vi un día a Uralde, a Aspiazu y hablé con Martín Lasarte cuando yo era director deportivo del Estrella Roja porque lo quise traer de entrenador.
Pasaste de ser el héroe del ascenso a jugar un solo partido de Liga a la campaña siguiente, en Primera.
Al año siguiente vino otro entrenador, Boronat. En la pretemporada todo pintaba bien, yo incluso pensaba que sería titular porque había jugado todos los partidos con los titulares, pero de pronto llegó el primer partido de la temporada, jugábamos en Valencia, y no fui ni convocado. Fue un palo muy fuerte para mí. Me tuvo apartado durante casi todo el año, hasta el partido de Copa con el Sevilla, que me puso y marqué un gol. Luego me dio la titularidad contra el Athletic en la Liga, no marqué, y ya no me sacó más. Supongo que tuvo sus razones, aunque creo que deportivamente ninguna. No quiero pensar que tirara más por los vascos porque él era vasco, pero en aquel momento parecía que este grupo tenía más protección. Me supo mal y me cortó la carrera bien cortada. Luego tuve que ir a Figueres y allí terminó. Pero aun así, en el Deportivo es donde guardo mis mejores recuerdos, más que en otro lugar, y lo llevo en el corazón.