Con la sexta ola de esta maldita pandemia algo se debe estar haciendo muy mal. Otra vez se minimizan los riesgos del contagio, otra vez ha corrido como la pólvora, sin base científica ninguna, la especie de que está variante es menos letal.
Tal vez, el problema sea que, en lugar de salir a explicar los datos y las percepciones, Pedro Sánchez, la ministra Darias, Isabel Díaz Ayuso, o Pere Aragonès, se debería haber creado un comité científico de verdad, no de relato.
Posiblemente, estos expertos en la materia habrían explicado a los ciudadanos los riesgos y complicaciones del virus, no habrían ocultado por intereses electorales la tragedia de las residencia de mayores, ni los féretros apilados en las pistas de hielo.
La epidemia, sí, la epidemia, es un engorro para la clase política que quiere pasar página porque no da réditos electorales. El presidente del Gobierno habla de la necesidad de planificar un futuro sin el bicho. Sus socios de Unidas Podemos están más preocupados con reconvertir a Garzón de villano a héroe y a los dirigentes populares no les queda granja por visitar, ni ternerito con el que abrazarse.
Mientras, los hospitales siguen con el mismo número de ingresados que hace exactamente un año, se cierran plantas para dar cabida a camas covid, y los no vacunados tienen las mismas y gravísimas patologías que les acaban llevando a la UCI donde son intubados para recibir ventilación mecánica. Solo en los últimos siete días se han contagiado en España un millón de personas.
El citado comité científico (el equivalente al Dr Fauci en Estados Unidos, que hubo de sustituir a Trump para hablar del Covid cuando este empezó a recomendar la ingesta de lejía) habría explicado que el Ómicron no es menos grave que el Delta. La diferencia la marcan las vacunas. Y resulta inconcebible que en pleno siglo XXI, cuando la Ciencia ha logrado crear revolucionarias fórmulas de inmunización en tiempo récord, haya gente que se niegue a vacunarse. Pero, una vez contagiados y con síntomas graves, no tienen inconveniente en acudir a un hospital público y someterse a toda suerte de procedimientos agresivos, incluidos transfusiones, sueros, antibióticos y corticoides.
Como dice el Imperial College de Londres: no es el coronavirus el que ha cambiado, ha sido la humanidad gracias a las vacunas y a las defensas por infecciones previas. Por tanto, si Vd no lo ha pasado y es de los irracionales que se niegan a vacunarse, sepa que el Omicron mata. Sin ir más lejos, el jueves, pero podía ser cualquier otro día, murió un hombre joven de cuarenta y tanto años en la UCI del hospital Puerta de Hierro de Madrid. Se había negado a ser vacunado. Uno más.