Sandra Trigás García tiene 35 años y solo una glándula de Bartolino. Desconocía que existían dos en su cuerpo hasta hace un par de años, cuando percibió una anomalía en la vulva mientras se duchaba. “La primera vez que noté el bulto me asusté, dije ¿qué es esto?”.
Cuando acudió al médico, su diagnóstico fue claro: infección de la glándula de Bartolino o lo que es lo mismo, bartolinitis. Las glándulas de Bartolino son dos y solo las tienen las mujeres, pero no todas lo conocen. “Mi madre me llevó a urgencias y no tenía ni idea de lo que era. Mi mejor amiga pensó que yo le había inventado ese nombre al bulto”, reconoce Sandra.
¿Qué son las glándulas de Bartolino?
Las glándulas se encuentran en la parte posterior de la vulva. Su función es fabricar moco para facilitar la lubricación femenina. En estado normal, las glándulas miden unos 5 o 6 mm y son difíciles de detectar. Cada una de ellas se conecta con la vagina a través de un conducto de entre 2 cm y 4 cm. Ahí se ocasiona el problema.
¿Cómo se produce una bartolinitis?
Según explica el doctor José Rivas, médico especialista en Ginecología y Obstetricia en el CHUO (Complexo Hospitalario Universitario de Ourense), “el conducto tiene mucha tendencia a taponarse y realmente no se sabe por qué. No se sabe si hay una infección que lo inflama y luego progresa o si hay alguna otra causa. Es parecido a lo que sucede con el taponamiento de otras glándulas, desde las espinillas, los quistes sebáceos, etc.”
Cuando se tapona el conducto, el moco se sigue produciendo y se infecta: “La mujer va a notar un absceso, es decir, un acúmulo de pus que puede llegar a los 6 o 7 cm en un lado de la vulva” asegura el ginecólogo. Eso fue lo que le pasó a Sandra: “Al principio el bulto era pequeño, como una cerecita, y al día siguiente ya era el tamaño de una ciruela. Estuve tres días aguantando, pero cada vez era peor. Tenía un bulto del tamaño de un testículo”, cuenta la paciente.
¿A quién afecta y por qué?
Las bartolinitis son frecuentes en mujeres en edad reproductiva. Especialmente entre los 20 y 30 años. El facultativo José Rivas afirma que “a partir de la menopausia son mucho más raras. Es muy poco frecuente encontrar una bartolinitis en una mujer menopáusica”. También resalta que “no se conoce ningún factor predisponente”.
Los profesionales indican que la infección se suele producir con varias bacterias a la vez y rechazan que tenga relación directa con la práctica de relaciones sexuales. “Hace años se pensaba que era más frecuente que tuviese que ver con enfermedades de transmisión sexual, pero hoy en día se cree que menos de un 5% de ellas tienen relación con gérmenes de transmisión sexual”, indica José Rivas.
Consecuencias de la bartolinitis
La bartolinitis impide realizar vida normal. Sandra, afectada por la inflamación de la glándula de Bartolino, lo sabe. El dolor para ella era terrible. “No soportaba ni sentarme, ni caminar, ni el roce de la ropa interior, ni un pantalón. Nada. Era insoportable y fruto de la infección desprendía un calor que no era normal”.
El doctor José Rivas manifiesta que “si es un absceso grande, la paciente va a buscar atención médica en casi todos los casos porque duelen mucho imposibilita casi todas las actividades del día a día”.
¿Prevención y tratamiento?
En cuanto a la prevención, no existe ninguna que se conozca para evitar las infecciones de la glándula de Bartolino. Tratamiento sí, dependiendo del tamaño, el dolor que produzca y el grado de infección.
José Rivas, especialista en ginecología y obstetricia, indica los procedimientos a seguir: “Si el absceso es pequeño y no notamos que tenga una gran cantidad de pus, lo tratamos con antibióticos, aunque no siempre es imprescindible, o con calor local para intentar acelerar el proceso de apertura de la glándula al exterior. Es decir, que salga el pus para fuera”.
Si es grande o la paciente tiene mucho dolor, lo que hay que hacer es vaciar el quiste. “Se pone un anestésico local y se hace un pequeño corte encima de la glándula para sacar el pus para fuera”. Sandra se sometió a este procedimiento: “Aguantaba mucho el dolor porque sabía que lo que me tocaba hacer allí no era nada agradable pero después sentía un alivio por no tener eso ahí. Yo lo que quería es que lo hiciesen rápido”.
¿Puede volver a repetirse?
Según el facultativo, “lo mejor es colocar en ese momento un pequeño drenaje, llamado catéter de Word, para favorecer que salga el pus para fuera y que la glándula vuelva a fabricar un nuevo conducto para que no se vuelva a taponar”. Se procede así para evitar un nuevo proceso de infección, ya que “la gente que tiene una bartolinitis tiene muchas más posibilidades de tener otra en el futuro”, afirma el especialista.
Sandra la sufrió cuatro veces. “La primera vez que me pasó de nuevo fue a los dos años y después casi cada seis meses”.
En los casos en los que se producen infecciones repetidas se recomienda un tratamiento antibiótico o hacer una marsupialización de la glándula (abrir la glándula, buscar su recubrimiento interior y suturarlo a la entrada de la vulva, de manera que se fuerza que exista un conducto con más diámetro y que disminuya la posibilidad de que se vuelva a producir).
Extirpación de la glándula de Bartolino
La Asociación Española de Ginecología y Obstetricia (AEGO) indica que la extirpación de la glándula y el conducto de la misma es el tratamiento más efectivo si la paciente sufre bartolinitis de repetición. Fue lo que la ginecóloga de Sandra decidió la última vez que acudió a consulta. “Me pusieron en lista de espera y en mes y medio ya estaba haciendo el preoperatorio. La cirugía es algo sencillo, me costó más el proceso de después, pero lo fui llevando. En relación a lo mal que lo pasaba antes, esto era algo que tenía que hacer sí o sí”.
El quiste de la glándula de Bartolino
Los quistes de la glándula de Bartolino se producen porque hay también un taponamiento de la glándula. “Se acumula moco, pero ese moco continúa sin estar colonizado por bacterias. En torno a la edad de la menopausia es el momento en el que más quistes de este tipo se encuentran.” En este caso, son más pequeños y de forma general, asintomáticos o con pocos síntomas como alguna molestia al mantener relaciones sexuales o al sentarse. El doctor José Rivas indica que “solamente se tratan sin dan síntomas y después de la menopausia suelen disminuir de volumen y son menos frecuentes”.