Del bipartidismo que tan buenos resultados dio en la transición española, con la alternancia en el poder de los dos grandes partidos: UCD/PP y PSOE, que, contribuyeron a construir la mejor etapa democrática y de mayor progreso en nuestro país, en la que prevaleció el interés general por encima de los intereses de partido cuando había que llegar a grandes acuerdos de Estado (Pactos de la Moncloa), hemos pasado a una sopa de letras muy compleja, donde han crecido los populismos radicales de izquierda (Podemos) y de derecha (Vox), los nacionalismos exacerbados (ERC, JuntsxCat), y la aparición de los proetarras de EH Bildu, lo que ha propiciado que el Parlamento se haya convertido en un lugar de confrontación y crispación política permanente, y con ello la dificultad de llegar a acuerdos en asuntos de estado en los que se necesita consenso, como ocurre con la elección del Poder Judicial.
Para regenerar la política, antes es preciso regenerar los partidos y acabar totalmente con la corrupción. El PSOE tiene que recuperar su ideario y volver a sus orígenes: la socialdemocracia y el centro izquierda moderado, el espíritu que le ha llevado a construir la nueva Europa, alejada del comunismo y de los regímenes totalitarios. No acabo de ver a Sánchez recuperando los valores socialdemócratas de la vieja guardia, al menos mientras necesite contar con los apoyos que tiene ahora para mantenerse en el poder; se acercan las elecciones generales, y su gestión, con más sombras que luces y decisiones erráticas en temas trascendentales le acabarán pasando factura. Está por ver si el PP de la mano de Alberto Núñez Feijoo será capaz de destronar a Pedro Sánchez; en mi humilde opinión, creo que va a necesitar de los votos de Vox, lo que no sería una buena noticia; pero tampoco que Sánchez siguiera gobernando de la mano de Sumar, Podemos, ERC, EH Bildu. En la España de hoy sería impensable un gobierno de coalición PP-PSOE como ocurrió en Alemania, en la etapa de Angela Merkel como canciller federal (con un gobierno de coalición de democristianos y socialdemócratas).
En España, las encuestas dicen que puede haber un cambio de gobierno, si bien serán las urnas las que dicten sentencia, y el pueblo nunca se equivoca. La opinión pública demanda una nueva forma de hacer política, más abierta y participativa, más transparente y responsable, siendo la ejemplaridad, la cercanía, la estabilidad y un liderazgo fuerte, algunos de los ejes principales. En una sociedad en crisis de valores, la regeneración política debe comenzar por una regeneración social, ya que la mediocridad política no deja de ser fruto de la realidad social, donde la meritocracia brilla por su ausencia, de ahí la necesidad de que esta sociedad recupere los valores de la dignidad, el respeto, el esfuerzo, el trabajo bien hecho, la ética, la vocación de servicio público, etc. Una de las grandes esperanzas de nuestro tiempo radica en que nuestros representantes lleguen a ser capaces de abrir un tiempo nuevo para poder afrontar el futuro con ciertas garantías. Esperemos que así sea, por el bien de España y de los españoles.