La semana pasada, la Guardia Civil dio a conocer una nueva operación antidroga en la que se desarticuló una banda que operaba tanto en A Coruña como en Vilanova, Cambados y Lalín. Según el Instituto Armado, la banda estaba radicada aquí y, de hecho, la investigación fue tutelada por el juzgado de instrucción número siete de A Coruña, pero tenía fuertes lazos con Pontevedra, provincia donde se mueve la mayor parte de la droga. A Coruña siempre ha sido la un lugar de consumo, en el que prima el menudeo, pero en lo que va de año las autoridades han actuando contra varios grupos, incluso de origen extranjero, que tratan de utilizar la ciudad como el centro de su red.
A principio del mes pasado una operación conjunta de la Guardia Civil y de la Policía Nacional, denominada ‘Garfio-Trunko’, desarticuló una banda que también operaba desde varios pisos de A Coruña, aunque había extendido sus tentáculos hasta Sada y Carballo. Se incautaron 13 kilos de heroína y ocho detenidos, en una de las operaciones más importantes del año.
Pero, más allá de este hecho, las fuentes consultadas señalan que es muy probable que alguna organización de tráfico medio consiga establecerse en la ciudad, aprovechando que existe un gran consumo de estupefacientes, que la cantidad de droga disponible es mayor que nunca y que A Coruña y su área sigue siendo un espacio sin ocupar por las grandes bandas que dominan el sur de la comunidad autónoma.
El hecho de que una banda que manejaba tanta cantidad de heroína sea extranjera no es usual, puesto que son los clanes del norte, de la zona de Ferrol, los que suelen dedicarse al tráfico medio de esta sustancia. Como la producción de heroína no ha dejado de aumentar en los últimos años, más y más grupos están entrando en un negocio que antes era más restringido. Por otro lado, la cocaína sigue siendo la droga más consumida en A Coruña. En la operación ‘Requila’ se consiguieron incautar hasta cuatro kilos de esta sustancia. Lo que no cambia es su método de transporte, en ‘caletas’.
Es así como se denomina a los compartimentos ocultos dentro del coche, algunos tan perfeccionados que es prácticamente imposible descubrirlos, incluso con la ayuda de los guías caninos. Estos detectan la droga, pero el compartimento es harina de otro costal. Los agentes tienen a veces que desguazar el coche para conseguir encontrar el hueco donde viaja la droga. Disponer de talleres donde se realizan esta clase de modificaciones requiere cierta infraestructura, lo que explica por qué solo pueden emplear este método grupos de cierta importancia.
Otra de las características que resalta la Guardia Civil de estas organizaciones es su “estructura piramidal” en el que cada uno de los integrantes tiene un papel preciso, ya sea en la distribución o el transporte de la droga. Otro punto en común es que suelen contar con una amplia red de escondrijos donde ocultar los estupefacientes, lo que lo obliga a las autoridades a llevar a cabo muchos registros cuando se llega a la fase final de la operación. Por ejemplo, en ‘Requila’ se realizaron 16 registros en otras tantas viviendas.
Los agentes del Equipo de Delincuencia Organizada y Antidroga (EDOA) de la Guardia Civil protagonizan gran parte de las grandes intervenciones por droga las está llevando a cabo la Guardia Civil, mientras que la Unidad de Delincuencia y Crimen Organizado (Udyco) de la Policía Nacional, ha actuado en varios puntos donde se traficaba a pequeña escala. l