Cómo hemos llegado hasta aquí? Y es que resulta de una gravedad enorme que el Tribunal Constitucional haya tenido que suspender cautelarmente la pretensión del gobierno y sus socios de las minorías independentistas, de modificar por la puerta de atrás, es decir sin seguir los pasos que marca la propia Constitución, dos leyes orgánicas que precisamente afectan tanto al propio Tribunal Constitucional como al Consejo del Poder Judicial.
Que se haya tenido que llegar a esta situación es fruto de que desde hace demasiado tiempo el Gobierno camina por el filo de la navaja. O mejor dicho, por el filo de la Constitución, a la que está desnaturalizando a petición de los partidos independentistas.
Así hemos llegado a esta inaudita crisis institucional provocada, ya digo, porque nuestra democracia de la mano de Pedro Sánchez se está deslizando lentamente por el camino de la autocracia.
Lo cierto es que a está situación nunca se debió de llegar y aquí hay muchos responsables, el Gobierno sin duda en primer lugar pero también el principal partido de la oposición que viene negándose a la renovación del propio Consejo General del Poder Judicial. Lo peor es que desde que Pedro Sánchez gobierna se han ido rompiendo todos los consensos fraguados durante la Transición entre las dos fuerzas políticas mayoritarias. Y es que en realidad, aunque gobierna Sánchez, no gobierna el PSOE, o al menos el PSOE que conocimos, un partido socialdemócrata e institucional. Gobiernan los partidos anti Constitución, los que quieren acabar con nuestro sistema jurídico y con nuestro actual sistema de libertades, los que quieren trocear nuestro país regresando a los reinos de Taifa. Por si fuera poco, Pedro Sánchez y algunos de sus ministros han copiado los modos y maneras de algunos de los líderes de Podemos, calificando de fascistas y señalando a todos los que se atreven a disentir de su política.
Una pregunta recurrente que se escucha a muchos ciudadanos es ¿y qué podemos hacer? Y la respuesta es por supuesto no amilanarse ante los insultos y amenazas ejercer nuestros derechos ciudadanos allá donde se deba y aguardar a las convocatorias electorales para votar por un cambio de rumbo en la política española.
Pero dicho esto es gravísimo que el Tribunal Constitucional haya tenido que “suspender” la tramitación de leyes que se debaten en el Parlamento porque afectan al espíritu y la letra de la Carta Magna.
Pero, además del estupor y frustración por cuanto está haciendo el gobierno, otra cuestión de fondo es qué piensa hacer la oposición y concretamente Albert Nuñez Feijóo. El líder del PP aún no le ha tomado la medida a este Madrid rompeolas de todas las Españas y no está siendo capaz de presentar un proyecto alternativo sólido y esperanzador. No basta con estar contra Sánchez, no basta con esperar a que los ciudadanos nos cansemos, es imprescindible que los ciudadanos visualicen en la oposición una alternativa a través de un liderazgo y un proyecto. Por ejemplo, hay muchos ciudadanos a los que les gustaría escuchar de labios de Nuñez Feijóo que, si el PP gobierna, muchas de las decisiones adoptadas por este Gobierno pueden ser reversibles. A Nuñez Feijóo le falta comprometerse con que si gobierna recuperara el respeto a las instituciones y por supuesto a la Justicia, que no gobernaran por la puerta de atrás como viene haciendo Pedro Sánchez. Lo peor que puede pasar es que los ciudadanos no tengan esperanza en el futuro, que piensen, que pensemos, que todo lo que está pasando es irreversible.